domingo, 25 de septiembre de 2016

Noviembre.

        Le pregunte a la esperanza por si algún día vuelve,
me dijo que como mucho tardará un par de meses,
hasta febrero o hasta enero, que duro se me hará noviembre
mientras tanto te temo más a ti que la no esperada muerte.


     Miro sorprendido a los renglones vacíos, palabra difusa,
prefiero quemar los libros antes que pasar la pagina.
prender la biblioteca, hacerla arder como el Reichstag.
y sentirme rey, pues si el destino está escrito arderá.


    No veo mas alternativa que quedarme el cruce,
y desesperar y esperar que camino elegir, pues urge,
la vida no te deja ensayar y a mí eso me hunde,
si, veo una luz, pero es el tren desde el final del túnel.


     Me siento libre si no noto mis grilletes y cadenas
me atan a valores mas duros que las piedras,
podría levantarme y huir pero aún no siento las piernas
y pienso en benéficos y comodidad y no salen las cuentas.


      Pido auxilio y perdón en una habitación insonora,
la recapitulación está ya escrita en todas las hojas,
y es mas duro para mí el olvido que un adiós a deshora,
o quizás aquel naufragio trágico en la anterior seronda.


     En tu frió yo congelo mis mas tristes instantáneas,
quizás solo me callen cuando me entren nauseas,
al no encontrar el suelo entre las nieblas,
al no encontrar consuelo entre canciones ni poemas.


     Tiro los trofeos que jamás he conseguido a la basura
mientras el orgulloso diablo en su regocijo disfruta,
las mentiras casi siempre me han servido de ayuda,
porque un mal noviembre con el tiempo jamás se cura.