sábado, 19 de agosto de 2017

Aquí se pueden apagar los llantos.

No estaré allí donde no mengüen los días en invierno,
ni habitaré la casa que no albergue desgracias,
ni donde el frío cuchillo con el que se corta la vida
no rebane nuestros cuellos.
Allí no estaré jamás.

Si alguna vez perdéis mi rastro, no me busquéis allí,
donde los ojos no dejen de mirar definitivamente.
O donde el cielo, a veces azul, a veces rojo,
no se transforme en un negro absoluto.
Allí, no estaré jamás.

Aquí se empodrecen las plantas, lloran las madres.
Es tupido el velo que cubrirá nuestra cabeza
y absoluto el cielo que nos acabará envolviendo.
Aquí es donde vosotros me encontraréis,
aquí, que es donde existe la esperanza.

viernes, 14 de julio de 2017

Cuando nadie me lea.

Quien rezará por mi cuando nadie me lea,
cuando nadie cómplice me limpie las heridas,
cuando nadie se acurruque a la orilla de mi oído,
y ya no me digan todas esas mentiras que me enderezan.

Los estigmas se me abrirán de nuevo con dolor
y seguramente no beba mas que vinagre.
O lloraré detrás de un altar de piedra 
dando a algún Dios un angustioso corazón.

Cuando en la arena nadie escriba más mi nombre,
me ahogaré con la marea intentando evitar
la desaparición de este escritor no tan eterno,
con quien nadie soñará ya por las noches.

Y antes de que se pierdan los besos por las alcantarillas,
siendo alimento de ratas sin recuerdos,
dejaré escrito, oculto en la comisura de mis labios,
párrafos de ansiedad que no son más que mentiras.

martes, 2 de mayo de 2017

Sin mirar atrás.

Sin saber
que no podías nadar
quise hacerme pez
en un mar que me ahoga aún mas.

Y otra vez
vuelve a sonar
esa estúpida canción
que sin preguntar, disparará.

Quien sabrá
que es lo que quiero buscar,
si soy yo el perdido
en aquel mar de pura ansiedad.


            Y si me preguntas por qué me fui,
        o a donde llegaré,
        no tengo respuesta ni por qué ni para qué

            Me fui corriendo desde donde estabas tú
       para acabar olvidandome
       de  dónde estaba el norte o dónde estaba el sur


Una vez más
vuelve a sonar
el despertador que dudo
que se calle ya.

Yo no se
quien lo apagará
si soy yo el que huyo
de mi propia soledad.



P.S:

Y si te preguntan por dónde camino o dónde estaré,
no es raro que te calles, pues solo sigo a mis pies.

Y si aparezco por sorpresa de ambos en tu portal, pensaré
si contigo es con quien mas lejos de mi dormiré.

martes, 7 de marzo de 2017

Hacia el oeste

Hacia el oeste, de la mano del cielo,
hacia el oeste.

Hacia el oeste se dirigió el ultimo caballero,
hacia el oeste.
Se repitió la brutalidad del no retornado,
del que dice que va a volver y no regresa.

Hacia el oeste se escaparon todas sus imágenes,
hacia el oeste.






lunes, 23 de enero de 2017

Mi único minuto.

   Imagínate lo qué será para ti un tiempo
 si para mi, la vida es un minuto,
 si con el simple tic-tac de un reloj
se me pasa medio mundo...


   En el pestañeo de tus ojos me hago viejo,
 y las lágrimas trazan nuevas arrugas
 dónde se oculta el intenso miedo
entre la decrepitud cada vez mas pura.


   Entre tus piernas nazco y muero y están
 palomas trazando marcha fúnebre
 sobre la casa que o mía o tuya
dio calor a nuestros cuerpos y nuestras mentes.


   El mismo beso sabroso de bienvenida
 será también en la despedida el último,
 y es trágico créeme, muy trágico
sentir cada segundo único.


   Brindarás por mí en algún recodo del tiempo
 y con una copa en la mano gritarás:
 ''por su peor, mejor y único minuto,
es todo lo que de él quedará''


   Algo pasará en nuestro último segundo,
 tu profundo suspiro me llevará
 a donde sopla furioso el viento,
y los minutos no tienen final.

jueves, 12 de enero de 2017

La mujer con vestido gris.

En el corazón de la mujer que amaba a la muerte,
no había mas que una rosa y un jazmín,
un olor a madera vieja
y una bandera de color gris.

Los labios de la mujer que amaba a la  muerte,
habían besado ya mas de alguna calavera,
fría, lejana y fresca,
del color de su bandera.

En los ojos de la mujer que amaba a la muerte
se reflejan inertes los cuerpos tristes
que dejaron de ser duros como la piedra,
llenos de colores azules y grises.

La mujer que amaba a la muerte no tiene miedo,
se lo ha llevado el viento.
Si, el viento color-gris.