domingo, 7 de agosto de 2016

Último grito del hombre que ya duerme.


Es una vaca ya muerta en el suelo,
bajo  un cielo gris y marrón,
la Ilógica de zinc y carbón
que va caminando suelta por el tiempo.

Sigo sin salir de esas dudas tan normales,
despistadas y silenciosas,
déspotas y dictadoras,
ciclo de cuestiones indomables.

Y entre las sabanas se me cuelan,
palabras ya apagadas,
terminadas con desgana,
en una cabeza que ahora ensueña.

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