domingo, 16 de octubre de 2016

Descenso al cielo.

     Este es mi suplicio, os lo presento
ante una tumba rota por el tiempo,
no considero futuro lo perdido,
ni pasado en lo que ya no pienso.

     Miento demasiado sobre mi lamento,
quiero construir castillos sin sustento,
no tengo ladrillos ni casas que me protejan
y ese lobo quiere comerme como a un cerdo.

     La puerta de mi infierno la defiende un  gran perro,
no pretendo una condena eterna como la de Prometeo,
por iluminar con fuego y verdad la tierra
aunque el pueblo me negase tres veces como  Pedro.

     Quien quiera que me esté hablando que se calle, por favor
ya no aguanto estas presiones insoportables sin razón,
no tengo razones por las que reír, es la verdad,
ni se por qué tengo que llorarte, no es una elección.

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